La compañía de apuestas cuenta con 280 salas de juego que reciben aproximadamente unos 670.000 clientes al año. Por otro lado, tiene 171 casinos con 18,7 millones de visitantes anuales y opera una red de 27.693 máquinas de azar, además de una sección de juego online que lleva varios trimestres ofreciendo ingresos crecientes.

Entre la volatilidad del mercado y debuts que en los momentos iniciales no salieron bien, como fue el caso de Puig, la salida a Bolsa de Cirsa lleva más de un año posponiéndose. Llamada a ser una de las grandes operaciones del 2025 en la Bolsa española, según calculaba Bloomberg el pasado mes de noviembre, la OPV de Cirsa podría recaudar hasta 1.000 millones de euros procedentes de los inversores.

Según las fuentes conocedoras de la situación explicaron a la agencia estadounidense, el momento elegido serían las próximas semanas debido a que se ha producido un respiro en la volatilidad de los mercados y a que la intención es ejecutarla antes del parón veraniego.

El último intento de sacar a Cirsa a Bolsa se produjo el pasado mes de septiembre, cuando las entidades coordinadoras, en aquel entonces Deutsche Bank, Barclays y Morgan Stanley, buscaron alcanzar una valoración total cercana a los 5.000 millones de euros.

En el documento de sus resultados anuales correspondientes al ejercicio 2024, Cirsa indicaba que la salida a Bolsa “sigue siendo una opción y su ejecución, y más concretamente las posibles fechas, dependerán de las condiciones del mercado para asegurar una óptima valoración de la empresa”.

Durante el primer trimestre de 2025, Cirsa obtuvo sus mejores resultados en un primer trimestre hasta la fecha, con un beneficio neto que alcanzó los 18,7 millones de euros, un 21% por encima de lo visto en el mismo periodo del año anterior. Por su parte, el ebitda se situó en 178,8 millones, un 9,1% más, mientras que elevó un 12% sus ingresos netos hasta los 576,7 millones de euros en medio de un tirón del juego online que supuso ya prácticamente uno de cada cuatro euros de los ingresos recaudados por el grupo.

En otro movimiento que apunta a su intención de sacar adelante la operación, Cirsa ha venido reestructurando su deuda en los últimos meses. El pasado mes de mayo, tras una emisión de bonos valorada en 600 millones de euros, amortizó una emisión previa que vencía el próximo mes de octubre e inyectó los 273 millones restantes que quedaron en la propia Cirsa para cancelar otros bonos valorados en 240 millones y repagar una deuda de 30 millones. Tras esos movimientos, su ratio deuda ebitda quedó en 3,3 veces.

Si bien las fuentes apuntaron a Bloomberg que Blackstone espera llevar a cabo la operación durante las próximas semanas, puntualizaron que “no se han tomado decisiones definitivas por el momento”, por lo que tanto los tiempos como el cuerpo de la OPV todavía podrían variar. Aunque el debut bursátil de Cirsa parece más cerca que nunca, aún queda camino por recorrer antes de que se concrete.